El martes pasado los más pequeños de infantil también quisimos salir de excursión como los mayores, pero nosotros lo hicimos por nuestro barrio, y concretamente fuimos a la panadería, que nos ha abierto las puertas de su tiendecita con casi la misma ilusión que teníamos nosotros de ir.
Aunque creíamos que la conocíamos, en verdad, en la puerta trasera se esconde el lugar donde las panaderas hacen su magia: el horno. Nada más llegar y tras darnos la bienvenida, nos enseñaron las máquinas que utlizan en su día a día: un brazo para amasar más rápido (¡y a qué velocidad!), y una prensadora para estirar lo que habíamos conseguido antes (¡qué fuerza tenía!).
Y luego... luego llegó el momento que todos estábamos esperando. Nos dieron un montón de masa, nos arremangamos, y nos pusimos manos a la obra: hicimos galletas con moldes, también bollitos preñaos envolviendo trozos de chorizo, y panecillos. Pero cuando mejor lo pasamos fue cuando nos dejaron experimentar con la masa, jugar con ella hasta que se nos quedaron las manos pegadas, con harina hasta en la nariz... ¡Fue tan divertido!
Ah! Y también hicimos una torta de aceite que pudimos comer allí. Mmmm, deliciosa.
Llegó el momento de volver al cole, así que dimos las gracias a las panaderas por dejarnos estar allí, e incluso les hicimos un dibujo para que cuelguen en la panadería. Hay que estar atentos para ver si encontramos el nuestro. Nos lo pasamos tan bien que estamos deseando repetir.
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